
Despierto sangrando, nuevamente y es mi culpa.
No me alcanzan los pasos,
me empecino en subir por la escalera que baja.
Y el filo de esos ojos,
que me cortan el paso,
que me hacen respirar mi propia sangre.
Y te quiero.
Y te extraño.
Y cada parpadear es un apocalipsis de neuronas que revientan,
de rasguños en el aire,
de espaldas que se quiebran y piernas que se hunden.
Y te vuelvo a vomitar sobre el teclado,
Ragnarök de letras y palabras;
lluvia de alfileres
para mi alma descosida,
otoño de hojas muertas que no caen.
Y te quiero.
Y te extraño.
Y cada parpadear es un apocalipsis de neuronas que revientan,
de rasguños en el aire,
de espaldas que se quiebran y piernas que se hunden.
Y te vuelvo a vomitar sobre el teclado,
Ragnarök de letras y palabras;
lluvia de alfileres
para mi alma descosida,
otoño de hojas muertas que no caen.
2 comentarios:
Vos siempre escribiendo cosas tan lindas... y yo cada vez más dependiente de tus palabras... Euge
porfiadas ellas y vos también
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