viernes, 10 de abril de 2009

no puedo dormiiiiir!!!!!!


Está empezando el día. Casi con pereza el sol se refleja en las últimas gotas que caen del cuerpo. Rojo el sol, rojos el reflejo y la sangre. En el suelo alrededor hay un gran charco de muerte, oscuro y brillante. No hay ruidos, no hay pasos ni palabras; nadie que las diga y nadie que las oiga.
De un momento a otro los autos y camiones volverán a su camino, pero por ahora solo hay un cuerpo tendido a unos metros del asfalto. Más allá una bicicleta inmóvil. El aluminio de las llantas apenas deja adivinar que antes fuese parte de una rueda.
¿En que pensás?
¿Ehh? No en nada, estoy medio dormido todavía.
¿Tenés monedas?
No, pero no importa, me voy en bici.
Bueno, pero tené cuidado.
No te preocupes, que a esta hora no pasa nadie por la calle, además cuando llego es casi de día. Nos vemos a la tarde.
Está empezando el día, falta una hora para las cinco de la mañana y parece que todavía es ayer a la noche. Hace mucho no existen las trasnochadas, pero levantarse tan temprano igual pesa. Hay que tener cuidado, no se ve muy bien y cualquier sombra puede traer una sorpresa molesta. El otro día un perro, el otro día un ladrón. Con ambos la estrategia es similar, pedalear más despacio y mirarlos fijo para no mostrar miedo. El perro se aburre y el ladrón lo piensa dos veces. Hasta ahora no le tocó ninguno que rompiese esos parámetros. En la bajada hay que dejarse llevar, son doce kilómetros y no es conveniente llegar a trabajar ya cansado.
Tres cuadras más adelante está la autopista, lindo lugar para una emboscada, ya van tres veces que zafa, y por las dudas ahora va por arriba. La parte más peligrosa es donde estacionan los camiones porque no se ve que hay detrás. Ya está llegando. Silencio y ruedas quietas es todo lo que hay. Un camión más, ya van tres sin novedad pero el más jodido es el último. Ruido de pasos, a pedalear fuerte.
¡Quedate quieto o te quemo!
Ni soñarlo. Con cinco metros de ventaja y a esa velocidad no lo alcanzan. Suena el primer disparo, si frena ahora es peor. Falta poco menos de media cuadra para la autopista. Otro disparo y la bici tambalea, ese paso cerca. Agacha la cabeza y no piensa en las piernas que explotan, sube a la autopista y dobla a la derecha.
Está empezando el día, un par de horas más y está en casa. En la cabina se escucha bajita la radio. La luz está encendida para no relajar la vista demasiado. Manejar un mercedes 1114 dieciséis horas seguidas es agotador y sin darse cuenta uno se puede dormir manejando. ¿Y ese ruido lo soñó? Debe haber sido un perro tratando de cruzar.

Hace frío en la cabina. El invierno está dando los últimos manotazos de ahogado y en la madrugada hace sentir su rigor. Un agujero en el piso deja entrar aire caliente, pero venenoso, de modo que hay que abrir las ventanillas para no marearse con los gases. Por lo menos los pies están calientes. En cinco días está la quincena, esta viene floja, en la próxima va a haber que meter otro viaje para compensar.
¿Cómo te fue en el viaje?
Bien… pero en un momento cabecee y me lleve puesto un perro.
Que feo! estás bien?
Sí... Por lo menos me despertó...
¿En qué pensás?
¿Ehh? No en nada, estoy medio dormido todavía.

No hay comentarios: