No tengo piernas.
No tengo ojos.
No tengo piel.
No tengo brazos (ni abrazos).
No tengo ideas ni memoria.
No existo si tu boca no me nombra.
A lo que la viejita respondió:
Estoy dentro de mi piel.
Encerrada en mis ganas de tocarte.
Nadie sabe lo que pasa por mi mente... pienso mil palabras, digo cien, escribo diez y por cada una de las diez quiero gritar otras mil... más o menos.
1 comentario:
Pues precisamente papá pitufo no, más bien la pitufina,ja ja ja, que lugar tan original, pero sobre todo increíble, gracias por compartir estas pequeñas grandes cosas
Publicar un comentario