Abro mi corazón.
¿No ves como me río?
Creo que no hice bien en desatarte.
No había llegado tan profundo
la última
vez este vacío.
No recuerdo
haberte recordado
así de intermitente.
Tengo la razón llena de polvo
¿No ves como me río?
Nuestro verbo recordar lleva dentro la palabra corazón. Viene del bajo latín recordare, que se compone del prefijo re- (‘de nuevo’) y un elemento cordare formado sobre el nombre cor, cordis (‘corazón’).
El yo pasado, lo que ayer sentimos y pensamos vivo, perdura en una existencia subterránea del espíritu. Basta con que nos desentendamos de la urgente actualidad para que ascienda a flor de alma todo ese pasado nuestro y se ponga de nuevo a resonar. Con una palabra de bellos contornos etimológicos decimos que lo recordamos —esto es, que lo volvemos a pasar por el estuario de nuestro corazón—. Dante diría per il lago del cor [José Ortega y Gasset: El espectador, II, "Azorín: primores de lo vulgar"]
6 comentarios:
Es verdad que recordar tiene el étimo cor, cordis "corazón", pero en latín no era la sede del sentimiento, sino el asentamiento físico de la mente, del pensamiento o lo que llamamos cerebro. Los antiguos griegos y romanos no situaban la mente en la cabeza, ni en el cerebro sino dentro del pecho...
bueno bueno... igual no era la idea jaja
La idea tiene el mismo final...
"que lo volvemos a pasar por el estuario de nuestro corazón" será que no podés recordarlo??? jaja
camine a la cucha!
Me gustas, gracias por compartir un buen rato.
gracias pepper :D
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