(y te reflejo).
Soy un espejo de sal
(que no te piensa).
Dialogo
(sin querer)
con tus últimas palabras:
"te extrañé pelotudo"
YO TAMBIÉN
...
(y ahora es mi turno para siempre)
Nadie sabe lo que pasa por mi mente... pienso mil palabras, digo cien, escribo diez y por cada una de las diez quiero gritar otras mil... más o menos.